Mi película favorita es "(500) Days of Summer" y mi personaje favorito es aquel que aparece en el título de dicha proyección. Bienvenido a mi debate sobre el amor.

"A veces esperamos demasiado"Es una frase que suelo repetirme para justificar el por qué de una gran cantidad de amores platónicos y desenlaces tristes en una almohada húmeda de lágrimas. Suelo decir eso para minimizar la importancia, el dolor, la incoherencia, de aquel corazón roto, rotísimo, que no encuentra lógica por la humareda de ilusiones en el que ha caído preso.
Sin embargo, en aquella misma tristeza, no siempre me he llegado a culpar solo a mí. A veces pienso que fueron todas esas películas románticas. A veces pienso que fueron todas aquellas princesas idiotas que se quedaron en mi conciencia a la espera de un caballero que saliera a rescatarme, sin que yo moviera un músculo.
A veces pienso que fueron esas canciones , esos versos, esos libros de amores sobrenaturales que rompían barreras y lograban hacer florecer su cariño por sobre toda barrera.
Porque estaban "destinados".
Y por mucho tiempo creí que era así. Que estábamos destinados a encontrar un alma gemela, un par con nombre y apellido que vendría a hacernos la vida más feliz. Creía que eso era lo normal y creo que un millón más de personas como yo, van por el mundo cantando esa misma reflexión.
Mas, al igual que ellos, no me daba cuenta del peso invisible que le estaba haciendo cargar a quien fuera, en su momento, mi compañero de aventuras.
(Aquí les va otra reflexión: No me gusta decir "Compañero de vida". Quizá porque es limitar tu vida a una sola experiencia. "Compañero de aventuras" se acerca más a una persona con la que quieres terminar de explorar el mundo, el universo, y, claro, si bien se puede, el resto de la vida misma.)
Pero volvamos a lo nuestro: Cargas invisibles. Uno no se da cuenta, pero comienza a poner falsas expectativas en alguien que, capaz, ni siquiera has tenido el lujo de conocer. Tantas que, cuando esta persona que creemos (u obligamos, en otro sentido más grotesco) parece ser la "perfecta", se la idealiza de tal manera que jamás podrá cumplir con el requerimiento de nuestro amor.
Summer no era perfecta. Nunca intentó serlo. Tom, por su lado, la veía perfecta. Fue aquel mismo ideal el que cegó al hombre de no darse cuenta de lo que verdaderamente era Summer: De su libertad para hablar de la vida, de sus raros gestos, de sus intempestivos arrebatos de amor.
Summer era preciosa, siempre y cuando no fuera vista desde las expectativas de Tom, que tenía un ideal de destino mucho más ligero, menos desenfrenado, más conservador.
Y lo que más me encanta de esta película es lo natural que se retrata aquel desamor, aquella incomprensión. (SPOILER ALERT) No hay final feliz. No tiene por qué haberlo. Porque el amor es así, porque las ilusiones son así, porque el amor no es lógico ni sigue una línea natural con el "vivieron felices para siempre".
A veces se sufre, a veces se llora. Y eso no está mal.
Al contrario, incluso cuando Tom supera y perdona a Summer, tampoco es una redención total. A él le sigue doliendo la ruptura, ha dejado una huella en él; pero aquello no lo limita a seguir adelante, a ser mejor.
Porque es así. A veces esperamos demasiado, es verdad. A veces la cagamos. A veces deberíamos, simplemente, dejar que el amor, la aventura, la decepción, lleguen por su tiempo y caigan por su peso. A veces deberíamos dejar de pensar en un "amor para toda la vida", para empezar a vivir una vida llena de amor, de aventuras, de nuevos mundos. Sin cargas invisibles o ilusiones mediocres.
Quizá es necesario el nacimiento de un nuevo amor, un amor extraño. Uno que no limite ni entorpezca, que sea sincero. Un "amor verdadero", pero olvidándonos de ese nombre y su vinculación con Hollywood. Uno así, con un buen compañero o compañera de aventuras, dándonos la oportunidad...de no esperar absolutamente nada.
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